Montag, März 08, 2010

G

Aquí, estando tan solo, siempre recuerdo sus cabellos rubios, volando, siendo acariciados por el viento y tostándose al sol; en medio de aquella pradera verde, de ese verde igualito a sus ojos… Corriendo y sonriendo.
A veces, en las tardes, cuando no había nada más que hacer, veíamos morir lentamente el sol; sin hablar… Sólo escuchábamos la música que, ni lejos, ni cerca, ponía, extrañamente nostálgicos, nuestros corazones y mirábamos salir ligeramente el humo de las chimeneas, como si se tratara de entes fantasmagóricos y reíamos sin decir absolutamente nada.
Extraño perderme en el bosque para buscar a las hadas y verlas danzar en el aire en silencio; volverá ese tiempo de infusiones verdes y mágicas, sin que más sabias sierpes mueran, donde nuestra sangre fluya voluntariamente.
Sigo esperando que las bendiciones de las brujas nos vuelvan a acercar a esos grandiosos y geniales días.
Sigo esperando volver a bailar alrededor de la fogata adorando a las Diosas Oscuras y reír y beber, pero mirar sus cabellos iluminando la noche, juntos paso a paso, sin decir una sola palabra, sin esperar nada.

1 Kommentar:

SUAVE CARICIA hat gesagt…

grandioso escenario el que describes, invita a soñar
dejo
suaves caricias