Dienstag, Februar 23, 2010

LA NOCHE

A veces cuando no estás conmigo, pienso mucho en ti y hago cosas perversas en tu nombre…
Me divierto como si tú realmente estuvieras aquí, ya que muchas veces es imposible; pero he ahí que encuentro en nuestra pasión, algo más profundo que el océano…
Es, muchas veces, como sí, realmente pudiera sentirte respirar en mi rostro. Ya sé que no estás, pero es inevitable pensarte tanto y de esta manera.
Es sencillo recordarte, lo difícil siempre es dejar de hacerlo. Esas tardes encendidas que nos dejan siempre con las ganas de más, y ese plus que raras veces puede ser.
Y se nos ha de negar la noche durante siglos, milenios, tal vez eones; pero ¡Qué más da! Si puedo sentir dentro de tu pecho ese gran corazón que quiere salir para fugarse conmigo y luego…
Y luego ya no volver jamás.
Me gusta estar aquí contigo, entre el delito y el pecado, entre la pasión y el amor más profundo y sublime que haya habido jamás en el universo, entre lo cotidiano y lo extravagante, entre fluidos y distancias, entre secretos e intimidad; me gusta mucho y no quiero dejarlo jamás… Aunque sólo parezca un sueño, no me importa sí, también, estamos entre ensueños e irrealidades.
A veces es difícil, sí, tal vez, pero lo vale. Prefiero pellizcar a la noche en vez de escupirle y, que sea donde se deje, donde nos encuentre y nos abandone; pero, en tanto tengamos la voluntad, dominaremos el tiempo y el espacio para encontrarnos en los millones de dimensiones que nos hacen falta conocer.
Y no voy a decirte que te amo, porque sabes que me resulta muy difícil proferir dicho cliché, prefiero no prometerte nada, ni contarte cuentos de hadas; más sí magrearte perversamente con los ojos y los poros de mi alma que se muere por sentirte, cada vez, una vez más.

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