Toda mi vida esperé este momento y era exactamente así… Tal vez, debí recoger tus bragas como souvenir de esta noche, pero no, podrían hallarme con ellas y convertirse en la pieza que desembrolle ningún galimatías. Esta noche quedará registrada como la sexta en la que, con mi Smith & Wesson 625, devoré una pareja más. La adrenalina corre por mi cuerpo, siento placer, la luna está en lo alto, entre nubes y estrellas. Todo es perfecto.
Desde mi cubil rastreo los pasos de la policía; mañana la prensa me honrará con otra portada de ensueño, voy camino a la eternidad.
Muchos asesinos dejan rastros porque quieren que, de alguna forma, se les detenga, yo no soy de esos, ni siquiera el reconocimiento es mi móvil ¡Ah! Y tampoco tengo un pasado obscuro y atroz.
Nunca, nadie me podrá entender, me gusta hacer mi trabajo y lo disfruto; por supuesto también disfruto de lo que conlleva, la fama, aunque claro está, jamás sabrán que, explícitamente yo soy el creador, el dador de muerte y ellos hablarán de “La Venganza de la Bestia”; pensarán mil cosas: El Apocalipsis, El Anticristo, Belcebú y qué se yo…
¡Mierda! ¿Qué puede pensar un puñado de boñiga? O ¿Cien mil puñados? ¡Nada, más que sólo mierda!
Habrá quién me enaltezca, edificaré una nueva religión, vendrán por millares los seguidores, imitadores, ilusos…
Nadie puede pensar que se trata de mí, ni siquiera tú lo pensaste, fue pulcro, exacto y elegante ¡Ah! Y por supuesto, la sexta, pero eso no tiene que ver nada, no hay patrones, no hay significados ocultos, ni evidencia.
¡Me cago en la puta hostia! Es excitante y divertido; imagino la cara de tu madre ante tu muerte ¿Sabía ella que te cogías al dulcerito? Pues, pronto lo sabrá y jurará encontrarme y vengar tu muerte; y ni ella, ni toda la cansina estación de policía podrán detenerme. Soy perfecto y aún tengo mucha sed y hambre.
Desde mi cubil rastreo los pasos de la policía; mañana la prensa me honrará con otra portada de ensueño, voy camino a la eternidad.
Muchos asesinos dejan rastros porque quieren que, de alguna forma, se les detenga, yo no soy de esos, ni siquiera el reconocimiento es mi móvil ¡Ah! Y tampoco tengo un pasado obscuro y atroz.
Nunca, nadie me podrá entender, me gusta hacer mi trabajo y lo disfruto; por supuesto también disfruto de lo que conlleva, la fama, aunque claro está, jamás sabrán que, explícitamente yo soy el creador, el dador de muerte y ellos hablarán de “La Venganza de la Bestia”; pensarán mil cosas: El Apocalipsis, El Anticristo, Belcebú y qué se yo…
¡Mierda! ¿Qué puede pensar un puñado de boñiga? O ¿Cien mil puñados? ¡Nada, más que sólo mierda!
Habrá quién me enaltezca, edificaré una nueva religión, vendrán por millares los seguidores, imitadores, ilusos…
Nadie puede pensar que se trata de mí, ni siquiera tú lo pensaste, fue pulcro, exacto y elegante ¡Ah! Y por supuesto, la sexta, pero eso no tiene que ver nada, no hay patrones, no hay significados ocultos, ni evidencia.
¡Me cago en la puta hostia! Es excitante y divertido; imagino la cara de tu madre ante tu muerte ¿Sabía ella que te cogías al dulcerito? Pues, pronto lo sabrá y jurará encontrarme y vengar tu muerte; y ni ella, ni toda la cansina estación de policía podrán detenerme. Soy perfecto y aún tengo mucha sed y hambre.
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